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La mascota, el mejor amigo para un envejecimiento activo

Nadie duda de que son adorables, perros y gatos también ofrecen a la persona mayor una compañía con efecto sanador. Por una mascota en tu vida.
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“Mientras más conozco a los hombres, más amo a los perros”. No hace falta pensar como el más irónico Charles de Gaulle para saber que acariciar a un perro o cualquier otra mascota transporta al mejor de los lugares del mundo. Algo que nos recuerda la décima de las recomendaciones de la iniciativa Longevidad y Bienestar: 12 causas para una larga vida, de Fundación Mutualidad de la Abogacía: “Pon un animal de compañía en tu vida”.

Algo que ya disfrutan los propietarios de los 29 millones de mascotas que conviven con los españoles, según datos de Anfaac, la asociación de fabricantes de piensos, y Veterindustria. Son datos de 2021, que hablan además del incremento de los animales de compañía durante la pandemia, cuando muchas personas buscaron el arropo de perros (sumando 2,6 millones más que en 2019) y gatos (2,1 millones más). Y es que tres de cada cuatro españoles consultados afirmaron que la convivencia con su perro o gato ayudaba a superar el confinamiento, según el estudio publicado por Journal of Veterinary Behavior.

“Se sentían reconfortados por el contacto físico con sus perros, compartían actividades con ellos y los trataban como confidentes de forma similar a los amigos y la familia”, escriben los autores de este estudio. Y por ello Jonathan Bowen, Antonio Bulbena y Jaume Fatjó defienden que “cuando un perro está presente en un hogar, debería considerarse como un recurso importante de apoyo social. Esto debería tenerse en cuenta a la hora de diseñar intervenciones clínicas y de tomar decisiones de salud pública”.

 

Beneficios del amor incondicional de una mascota

Nada nuevo. El reciente descubrimiento de unos grabados en Arabia Saudí que muestran a hombres cazando con la ayuda de perros certifica que esta alianza de humanos y canes ya existía hace 8.000 millones de años.

La teoría más extendida dice que cuando el perro se separó del lobo, hace unos 33.000 millones de años en Asia, estos acudieron a las poblaciones humanas en busca de comida, y así surgió la oportunidad de domesticarlos.

Pero, ¿qué buscamos los humanos al tener como compañeros a perros y gatos?

Según el National Institute of Health (NIH) de los Estados Unidos, la investigación sobre las interacciones humano-animal es aún relativamente nueva. Sin embargo, sí se constatan una serie de beneficios sobre la salud, en la mayoría de los casos, de gran interés desde el punto de vista de las personas de mayor edad:

  • Reducción del estrés. Según el NIH hay estudios que demuestran que el contacto con las mascotas “disminuye los niveles de cortisol, una hormona relacionada con el estrés, y disminuye la presión arterial”.
  • Combate la soledad no deseada y el aislamiento social. La atención, sobre todo del perro, se centra en las personas reclamando sus cuidados. De hecho, se maneja el término “perros de terapia” para referirse a ellos en procesos como el duelo por una pérdida querida, donde su presencia ofrece consuelo y apoyo. Del mismo modo, la obligación del paseo diario al perro es, para algunas personas, un momento de contacto social al facilitar la conversación con otros, propietarios o no de otras mascotas.
  • Mejora cognitiva. Además de ayudar a sentirse útil, las obligaciones diarias derivadas del cuidado de la mascota sirven para trabajar la memoria del mayor.
  • Remedio para el sedentarismo. Especialmente en el caso de los perros por los paseos, pero con cualquier tipo de mascota despierta en la persona su lado más juguetón contribuyendo a envejecer en mejores condiciones de salud.
  • Previene la distimia. Esta forma de depresión leve pero crónica está cada vez más presente en los diagnósticos clínicos de la persona mayor. Se manifiesta en una melancolía constante, cansancio y baja actividad, alteraciones en la alimentación y el sueño, e incluso en la baja autoestima. La meditación, la actividad física y el cuidado de mascotas son algunas de las recomendaciones para escapar a esta espiral.

 

Sin embargo, hay que tener claro que se habla de evidencias científicas no generales, “si bien las mascotas pueden traer una amplia gama de beneficios para la salud, un animal puede no funcionar para todos”, se recuerda desde el NIH.

 

¿Perro o gato?

La decisión de tener una mascota siempre debe partir del pleno convencimiento del dueño tras un proceso de reflexión. Regalar un cachorrito para animar el duelo de un mayor que ha perdido su pareja puede convertirse más en un problema que en un apoyo, si esa persona no desea asumir el compromiso y responsabilidad que conllevan.

En lógica consecuencia, no hay una mascota mejor que otra, la única buena es la deseada, la que la persona mayor quiere atender y mimar.

Hechas las salvedades, el perro es la mascota por antonomasia. Su nivel de atención de la persona y el cariño incondicional que recibe su cuidador no es comparable al de ningún otro animal de compañía. Incluso algunos pueden ser entrenados para prestar servicio a personas con discapacidad auditiva, física o para alertar de crisis por diabetes o epilepsia.

Por el contrario, el perro requiere de mayores atenciones y cuidados. Para una persona mayor, se puede pensar en razas de más fácil adiestramiento, tamaño medio o pequeño, menos necesidad de actividad física y limpieza.

Muchas personas tienen predilección por los gatos, unos seres más independientes pero a los que les gustan las rutinas, por ejemplo retozar en la cama en las mañana o acurrucarse en el sofá junto a su dueño en la tarde.

La otra gran ventaja es no necesitar del paseo diario, lo que les convierte en muy recomendables para la persona mayor. Basta con unos 20 o 30 minutos de juego diario para que el minino se sienta feliz, y en muchos casos se puede juguetear con ellos sentado, basta con retarle con un palo atado a una cuerda, tirarle pelotas o encender juguetes con motor diseñados para este uso.

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