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Entrevista a Pepe Aniorte, Delegado del Área de Gobierno de Familias, Igualdad y Bienestar Social

Conocemos de la mano de Pepe Aniorte, Delegado del Área de Gobierno de Familias, Igualdad y Bienestar Social las iniciativas con enfoque intergeneracional y el servicio de atención a mujeres mayores víctimas de violencia de género que ha creado en el Ayuntamiento de Madrid.
Por Pepe Aniorte, Delegado Área Familias, Igualdad y Bienestar Social en el Ayuntamiento de Madrid por Ciudadanos
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1.Estar “cerca” de los madrileños/as para apoyarles en todas sus dificultades desde un amplio abanico de intervenciones, no es tarea fácil ¿Qué destacarías de tu gestión al frente del Área de Gobierno de Familias, Igualdad y Bienestar Social del Ayuntamiento de Madrid?

Llegamos al área con una agenda reformista. Queríamos llevar los Servicios Sociales municipales del siglo XX al siglo XXI. Veníamos con la intención de incorporar innovación social, políticas modernas que sabemos que funcionan. Y de pronto nos encontramos con una pandemia y una crisis social sin precedentes, que nos ha supuesto un reto monumental. Lo que más destacaría es que hemos sido capaces de dar respuesta a esta crisis sin renunciar a nuestra agenda reformista. Estamos haciendo las dos cosas: damos respuesta a las necesidades de alimentación, pero también creamos la Tarjeta Familias para dignificarla; atendemos la soledad y el aislamiento de los mayores, pero también avanzamos en nuestro programa de soledad no deseada; nos volcamos con las familias vulnerables, pero seguimos avanzando en nuestras políticas de conciliación.

 

2.Vivimos tiempos difíciles. Las medidas de Los Pactos de la Villa buscan contrarrestar los efectos que la crisis del coronavirus ¿qué retos más importantes tenéis por delante desde el área? ¿Cuál es la estrategia de atención que vais a seguir con el colectivo del adulto mayor?

Los Acuerdos de la Villa reflejan perfectamente nuestra agenda reformista y lo hacen desde el diálogo y el consenso, por lo que nos sentimos muy cómodos con ellos. Hay retos en todos los ámbitos: cambiar el modelo de Servicios Sociales, profundizar en las políticas de familias (de todas las familias) y, por supuesto, dar respuesta a las necesidades de los mayores.

Este año vamos a lanzar la primera estrategia municipal contra la soledad no deseada, y estamos trabajando en nuevos modelos de centros de mayores y en mejorar la teleasistencia. Nuestro objetivo final es que los mayores estén en el corazón de nuestros barrios, que la ciudad los integre como los ciudadanos de pleno derecho que son y que la sociedad pueda beneficiarse de su experiencia y valores al tiempo que ellos se mantienen activos y ven reconocido su papel.

 

3.Coordinar de manera efectiva los servicios y recursos sociales disponibles, requiere de un gran esfuerzo organizativo. ¿Cómo habéis conseguido establecer la base de un marco común de derechos sociales garantizado , teniendo en cuenta que la corporación municipal está compuesta por grupos municipales con posicionamientos ideológicos antagónicos?

La pelea ideológica es, en buena medida, falsa. La polarización que vivimos se debe a unos cuantos planteamientos ideológicos que se llevan al extremo cuyo objetivo es satanizar al adversario, retirarle su derecho a participar en la vida democrática. Pero en cuanto somos capaces de dejar a un lado lo ideológico y hablar de medidas concretas, descubrimos que no nos cuesta demasiado ponernos de acuerdo. Se vio ya cuando logramos que el Pleno del Ayuntamiento aprobara sin votos en contra 21 medidas contra la violencia de género. Son 21 medidas muy concretas para ayudar a las mujeres, sin ideología, sin retórica hueca. Son centros de acogida, programas de inserción laboral, políticas de detección y prevención… En eso es fácil ponerse de acuerdo, y como delegado de Ciudadanos considero mi papel servir para facilitar esos consensos.

 

4.Entre las muchas consecuencias que ha traído consigo la pandemia, una de ellas es la soledad. ¿Cómo combatís desde servicios sociales que las personas mayores se sientan acompañadas teniendo en cuenta que son personas de riesgo y que no podéis hacer acompañamiento social presencial?

Durante el confinamiento pusimos en marcha una iniciativa llamada Minutos en compañía. Gracias al trabajo de Voluntarios por Madrid y de la entidad Adopta un abuelo, creamos un call center virtual para que los mayores que se sintieran solos pudieran charlar con un voluntario. Fue un éxito tal que la iniciativa la importaron la Junta de Andalucía, la Comunidad de Madrid y otras administraciones.

Ahora estamos trabajando en la primera estrategia municipal contra la soledad no deseada, que ya ha comenzado con el proyecto Madrid Vecina. Consiste en generar redes de detección y apoyo en los barrios, para detectar situaciones de soledad y poder abordarlas desde los propios vecinos. También vamos a poner a todos los servicios que ya trabajan con los mayores (dos de cada tres mayores de la ciudad ya están en algún servicio municipal) mirando a la soledad. Y vamos a crear una app que va a permitir poner en contacto a mayores con voluntarios, llamada Madrid te acompaña.

 

5.El Ayuntamiento de Madrid lanzó la campaña ‘Juntos, mucho por descubrir con las personas mayores’, una iniciativa cuyo objetivo es ofrecer una imagen positiva del colectivo, lejos de estereotipos y paternalismos. A parte de la difusión de campañas de sensibilización ¿qué otras medidas son imprescindibles implementar para erradicar el edadismo desde los poderes públicos?

Nosotros trabajamos con un enfoque intergeneracional, en el que los mayores no sean simplemente un objeto al que nos aproximamos y tratamos como una realidad aparte, sino que les ayudamos a integrarse en la vida de la ciudad. En primer lugar, porque es su derecho formar parte de la sociedad en la que viven, y en segundo porque no podemos permitirnos prescindir de la experiencia y los valores de las personas mayores. Por eso, lo que queremos es crear redes dentro de los barrios, crear recursos intergeneracionales y tener a los mayores como parte esencial de la ciudad. Por ejemplo, cuando hablamos de políticas de familias tenemos que tenerlos en cuenta, porque son un pilar fundamental y muchas veces hacen su parte sin tener la preparación adecuada. Hay abuelos que hacen posible la conciliación familiar, que se convierten en cuidadores, y tenemos que apoyarlos. Por eso nuestras políticas de familias siempre los tienen presentes.

 

6.Las mujeres con más de 65 años experimentan la discriminación de género en mayor medida que las mujeres jóvenes, y la discriminación por edad en mayor medida que los hombres mayores ¿Cómo habría que abordar esta brecha?

El problema de las mujeres de más de 65 años es que en buena medida son invisibles, por lo que si sufren discriminación o incluso violencia tiende a pasar desapercibido. Nuestros espacios de igualdad hacen una labor fundamental en cerrar todas las brechas que hay en ese rango de edad, que puede ser desde digital hasta económica. Tienen decenas de actividades que buscan ampliar las capacidades de estas mujeres, además de apoyarlas para que se sientan capaces de todo lo que se propongan. La atención psicológica que allí se dispensa es muy importante.

 

7.El pasado 25 de noviembre presentaste con motivo del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer una campaña donde el foco estuvo en visibilizar la violencia de género que sufren las mujeres mayores.¿ Qué características y necesidades tienen las mujeres mayores que la padecen?

El principal problema es que muchas llevan décadas sufriendo violencia, y eso deja unas secuelas terribles. Además, como decía antes, son invisibles para la sociedad, por eso en la campaña llamamos a la implicación de todos. En muchas ocasiones, sus propias familias, sus propios hijos, prefieren mirar para otra parte, porque para ellos es muy doloroso o muy problemático afrontar el problema. Si pensamos en una mujer víctima de violencia de género probablemente nos venga a la mente alguna mujer joven, porque nos impacta más, o una madre con niños pequeños. Pero el caso que sacudió a España respecto a la violencia de género fue el de Ana Orantes, que tenía más de 60 años. Salió en televisión con una gran valentía a denunciar su caso, y su posterior asesinato lo cambió todo para siempre. Debemos tener muy en cuenta esta realidad

 

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