El pasado mes de octubre se presentó la renovación de las recomendaciones en materia de pensiones, un total de 20, y aunque parece ser que podrían sufrir alguna modificación tras los 16 votos particulares emitidos por varios partidos políticos, con modificaciones o si ellas, me pregunto cómo pude afectar esta actualización del Pacto de Toledo a mi generación y qué va a ocurrir con las pensiones en el largo plazo.
La respuesta a estas cuestiones es simple, no lo sabemos, pero podría adelantar que el escenario nos es el más idóneo. Vamos a hacer una pequeña recapitulación del por qué del Pacto de Toledo, sobre todo por si alguno de mis coetáneos se encuentra algo perdido y nada de esto le suena.
Debemos remontarnos a 1995. Por aquel entonces el sistema de pensiones estaba sufriendo tiempos duros debido a varios factores, el aumento de la longevidad y el estancamiento de la natalidad, sumados al aumento del desempleo y la disminución de los salarios de la población joven, acabaron provocando la imperiosa necesidad de la creación de una comisión que reuniera los principales partidos políticos para afrontar este problema en el largo plazo. Seguro que esta situación os suena familiar y sé lo que estáis pensando: la historia se repite. Pero, la verdad es que no, realmente nunca ha cambiado.
La comisión del Pacto publicó, en 1995, un documento dónde realizó una serie de recomendaciones que se debían seguir para poder mantener la estabilidad en el sistema de pensiones. Estas recomendaciones comenzaron siendo 15 y como ya he dicho, la última actualización contiene 20 recomendaciones en total, pero la pregunta es, ¿son suficientes? La respuesta es breve, no.
Voy a intentar ser bastante directo, tenemos un sistema de pensiones que agoniza, la natalidad ha ido descendiendo poco a poco los últimos 20 años y la longevidad es cada vez mayor, seguro que habéis escuchado alguna vez que la llamada pirámide poblacional estaba comenzando a invertirse. Pues bien, eso ya es una realidad, lo que significa que, en unos años nos acercaremos a una proporción de 1:1 en cuanto a trabajadores y pensionistas. Y por si os lo preguntáis, esta proporción no solo no es suficiente, es preocupante.
Necesitamos una respuesta más contundente y no un parche temporal, si queremos que el sistema de pensiones sobreviva y las próximas generaciones puedan disfrutar de una jubilación digna, es decir, se necesita una reforma estructural e integral del sistema, aunque siento ser portador de malas noticias, veo difícil que esa reforma se de en un corto-medio plazo.
Mientras esto no se dé, solo tengo una recomendación para la gente de mi generación y para las generaciones que aún estén lejos de su jubilación, dejad de creer en los Reyes Magos. Suena duro lo sé, pero la única solución a corto plazo es el ahorro personal, mientras la incertidumbre se cierne sobre el sistema de pensiones públicas, creo que lo más inteligente es buscar una solución como individuos y no como un colectivo. Nada podemos hacer para concienciar a los representantes de los ciudadanos y que estos tomen las medidas que realmente necesitamos, pero lo que sí podemos es buscar cómo incrementar ahorro personal para asegurarnos esa jubilación que todos deseamos.
Por supuesto, hay un gran porcentaje de la población que no tiene tiempo de reaccionar y comenzar a ahorrar para su jubilación, ya sea porque ya están cobrando su pensión o están a las puertas de poder cobrarla. A esta población hay que protegerla, no tienen la culpa de que nuestro sistema de pensiones se debilite año a año y merecen tener la jubilación digna por la que han estado cotizando toda su vida.