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Desafíos y fortalezas de la tercera edad con las nuevas tecnologías sociales durante la pandemia de coronavirus

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La pandemia de coronavirus es una amenaza para la salud de todos, pero puede ser especialmente devastadora para nuestros mayores, como demuestran Ryan C. Moore y Jeffrey T. Hancock en su ensayo ‘Older Adults, Social Technologies, and the Coronavirus Pandemic: Challenges, Strengths, and Strategies for Support’ para Sage Publishing. Para prevenir la propagación del virus, el distanciamiento social se ha convertido en la norma en todo el mundo. Sin embargo, con él se produce una menor interacción social, lo cual resulta particularmente dañino para la tercera edad.

Las redes sociales, los chats de vídeo y los juegos en línea pueden ayudarnos a mantenernos conectados durante estos tiempos difíciles pero lamentablemente, los adultos mayores no están en disposición en muchos casos de aprovechar estas nuevas tecnologías. Un problema al que enfrentan de entrada es que es menos probable que tengan acceso a ellas en comparación con las personas más jóvenes. Por ejemplo, tienen un acceso más limitado a smartphones y equipos informáticos.

La tercera edad, una vez online, también es blanco habitual de la desinformación y el fraude. Además, pueden tener dificultades para distinguir entre sus redes ‘conocidas’ y ‘desconocidas’. Por ‘conocido’ el ensayo se refiere a las personas e instituciones que la gente conoce bien en el mundo offline (por ejemplo, amigos o familiares) y ‘desconocido’ serían las entidades que la gente ni conoce ni tiene prevista una futura interacción en el mundo offline (por ejemplo desconocidos, anunciantes o estafadores).

A pesar de estos desafíos, nuestros mayores poseen muchos puntos fuertes que merece la pena destacar. Por ejemplo, tienden a tener más tiempo libre a diario a medida que se van jubilando, lo que significa que pueden tener más flexibilidad que otros para utilizar los recursos digitales. Los adultos mayores también pueden estar más motivados para verificar los datos y evitar así las ‘fake news’, ya que tienden a ser cívicos y más concienciados políticamente. Así mismo también poseen cualidades que podrían ayudarles a resistir mejor el distanciamiento social. En comparación con los jóvenes, las personas de edad están más acostumbradas a apoyarse mutuamente en su día a día.

Como recomendaciones finales, Moore y Hancock sitúan como actores clave en la ayuda a la tercera edad para el uso de las nuevas tecnologías durante la actual pandemia primero a la familia y los amigos. Ellos son los que deben contactar con ellos tan a menudo como sea posible, aunque sea sólo para preguntarles cómo están. Además, los miembros de la familia deben tratar de proporcionar apoyo técnico a sus seres queridos de más edad que puedan estar utilizando nuevos dispositivos durante la pandemia para mantenerse conectados; también las empresas de tecnología deberían hacer que la accesibilidad de los mayores sea una prioridad clave en el desarrollo futuro; por último, la investigación académica es fundamental para el apoyo a los adultos mayores en la mejora de la alfabetización digital.

Debido a la velocidad de los avances tecnológicos, los expertos predicen que los actuales desafíos a los que se enfrentan nuestros mayores en el uso de la tecnología perdurarán incluso cuando ellos sean reemplazados por los ‘baby boomers’ y así sucesivamente durante las generaciones venideras. Sin embargo, aunque los desafíos son globales, también lo son las fortalezas. La tercera edad es un grupo demográfico creciente en todo el mundo con una mentalidad cívica, recursos financieros sólidos, amplia experiencia de vida y con gran cantidad de entidades que pueden apoyarles en su uso de la tecnología. Por eso el objetivo de ayudarles a vivir una vida online mejor es importante, ya que no sólo ellos se pueden beneficiar inmensamente a título individual, además una población mayor online más segura y capaz asegura perspectivas más diversas y un reforzado sentido de comunidad para todos.

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