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¿Cuál es el panorama presente y futuro de las pensiones, según la OCDE?

A lo largo de 224 páginas, la OCDE revisa en su informe Panorama de las pensiones 2021 el horizonte presente y futuro de las pensiones, los desafíos a los que se enfrenta el sistema y los instrumentos para mejorar su sostenibilidad financiera. Estos son los hitos más destacados.
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A lo largo de 224 páginas, la OCDE revisa en su informe Panorama de las pensiones 2021 el horizonte presente y futuro de las pensiones, los desafíos a los que se enfrenta el sistema y los instrumentos para mejorar su sostenibilidad financiera. Estos son los hitos más destacados.

El primer resultado positivo que ofrece la lectura del informe Panorama de pensiones 2021, de la OCDE, es que aunque la pandemia se ha cobrado (y se sigue cobrando) un alto precio en vidas, los ingresos de los jubilados actuales están bien protegidos durante las recesiones económicas, “ya que las personas ahora jubiladas no suelen depender del mercado laboral”. El impacto sobre las pensiones futuras también ha sido limitado como consecuencia del “mayor uso de planes de retención del empleo y la extensión de los beneficios de la protección por desempleo”. Además, en el caso de España, “los pensionistas también se han beneficiado de medidas de apoyo a la renta en poblaciones de bajos ingresos”.

 

El envejecimiento de la población tensiona el sistema público de pensiones

El debate sobre la sostenibilidad de los sistemas de pensiones públicas –y su reforma– está en la agenda de todos los países de la OCDE, que en mayor o menor medida comparten un ritmo de envejecimiento rápido de sus poblaciones. En el bloque de los países en los que ese envejecimiento supone “un desafío demográfico agudo”, en el que está España, afecta “a la adecuación de los ingresos de jubilación, la sostenibilidad financiera o ambos”. En ese sentido, la OCDE estima que el envejecimiento generará una presión adicional sobre el gasto de las pensiones en torno al 3,5% del PIB para 2035. Con este diagnóstico, lanza algunas recomendaciones:

 

  • “En ausencia de nuevos recursos para la financiación de las pensiones, es crucial continuar aumentando las perspectivas de empleo para los trabajadores mayores para preservar el nivel de las prestaciones de vejez y limitar al mismo los aumentos del gasto”.
  • “Una forma de contener gastos crecientes mientras se preserva las tasas de reemplazo de las pensiones en la jubilación es reducir la indexación de pensiones”.

 

El riesgo de salarios débiles y pensiones

La OCDE advierte del riesgo de la pérdida de valor de las pensiones futuras en los sistemas cuyo cálculo se realiza sobre los salarios anteriores y estos sean bajos a consecuencia de la crisis: “Cuando el crecimiento del salario promedio es excepcionalmente débil, esto afecta la valorización de todos los salarios anteriores, lo que reduce los derechos de pensión acumulado en el pasado”.

 

Los jóvenes y autónomos, los más perjudicados

Para los primeros, un entorno que combina la dificultad de acceso al mercado laboral, una crisis económica que retrasa la entrada de nuevos graduados y los bajos salarios, “tendrán repercusión sobre sus pensiones futuras”. La OCDE le pone cifras: “En comparación con un trabajador promedio que inicia su carrera profesional en el mercado laboral con 22 años, aquellos que comienzan dos años después recibirán un 96% de la pensión (94% en el caso de España)”. En el caso de los autónomos, “sus pensiones pueden ser una quinta parte inferior a las de los empleados con ganancias similares”.

 

Más mortalidad, menos natalidad y sus efectos en las pensiones

Entre enero de 2020 y agosto murieron a consecuencia de la pandemia un 0,8% más de personas mayores de 65 años, lo que también se traduce en una caída del gasto de pensiones en el mismo porcentaje. En ese contexto, según la OCDE, la financiación de las pensiones será modesta, “aunque algunos costes aún podrían estar cubiertos por las finanzas públicas en algunos países”.

La crisis de la COVID-19 también podría haber afectado a la fertilidad debido a una mayor incertidumbre económica y de salud, un descenso especialmente significativo en España, Austria, Bélgica, Hungría, Italia y Portugal. Respecto a la otra variable en la ecuación de la sostenibilidad de las pensiones –la esperanza de vida–, el informe señala que, en general, “existe una fuerte evidencia de que muchos países han experimentado una desaceleración en la esperanza de vida de la vejez”.

 

Reformas de pensiones en progreso: el caso español

El informe dedica un amplio espacio a las recientes reformas de pensiones, entre ellas la de España, que está previsto se implemente en 2023: incluye la ampliación de la edad de jubilación, jubilación parcial, penalizaciones a la jubilación anticipada del 6,8% a 4,75%/15,5% por año –dependiendo del periodo de contribución– y bonificaciones anuales por diferir la jubilación. Aunque la OCDE, “abordar los desequilibrios en las finanzas de pensiones requerirá financiación adicional del Presupuesto estatal”, señala.

 

Sí, a los planes de contribución definida (FDC) o planes de empresa, pero…

El plan de contribución definida (FDC, en inglés) es un plan de pensiones que recibe las aportaciones económicas de la empresa y el empleado. En España los conocemos como los Planes de Pensiones de Empresa (PPE) o planes de empleo, un instrumento de ahorro que se puede adoptar como complemento a la pensión pública. Para la OCDE, “un sistema de pensiones FDC es financieramente sostenible frente a las fluctuaciones económicas y las tendencias demográficas”. No obstante, aunque la sostenibilidad financiera está garantizada en los regímenes del FDC, “la adecuación de las pensiones podría estar en peligro si no se realizan ajustes automáticos adicionales”.

 

Regímenes de contribución nocional: otra alternativa

Los denominados regímenes de contribución definida nocional (NDC) es otro modelo que la OCDE incorpora en este informe al debate sobre la sostenibilidad de los sistemas de pensiones. Los NDC comparten muchas de las características de los regímenes de contribución definida (FDC), pero se financian sobre la base del reparto: “Las cuentas de pensiones se acumulan a medida que los individuos pagan su cotización y los intereses se abonan a la cuenta con un tipo de rendimiento”. Y cuando llega el momento de la jubilación, ese capital se convierte en renta vitalicia.

Este sistema está implantado en seis países (Italia, Letonia, Noruega, Polonia, Suecia y Grecia), aunque – señala el informe– “ninguno de los países de la OCDE que cuentan con un régimen NDC ha introducido el modelo genérico, y se desviaron en la forma de calcular la pensión en el momento de la jubilación”, debido a los ajustes en el cálculo de las anualidades en su relación con la esperanza de vida o tasa de mortalidad. Por ese motivo, aclara la OCDE, aunque “en su forma ideal y genérica un régimen NDC garantiza la sostenibilidad financiera a lo largo del tiempo ajustándose a los efectos de los cambios demográficos, más allá de los efectos derivados de los cambios en la longevidad”, en la práctica “es necesario un mecanismo de equilibrio automático complementario”. Suecia es el único país NDC que cuenta con un mecanismo de este tipo.

 

Los Mecanismos de ajustes automáticos (AAM), una herramienta clave

La OCDE defiende el uso de los mecanismos de ajustes automáticos como una herramienta potente para adecuar correctamente los sistemas de pensiones a la evolución demográfica, económica, y hacerlos sostenibles desde el punto de vista financiero. Dos de cada tres países lo utilizan. España se encuentra dentro del tercio sin mecanismos de ajuste automático, salvo la indexación de la revalorización de las pensiones a la variación de los precios (IPC), y el factor de sostenibilidad ha sido reemplazado por un nuevo instrumento denominado Mecanismo de Equidad Intergeneracional.

 

El aumento de la edad de jubilación, en continua revisión

El aumento de la edad legal de jubilación “podría no ser suficiente para garantizar la sostenibilidad financiera de los sistemas de pensiones de reparto estándar basados en tasas de devengo constantes”, afirma la OCDE. Es necesario ajustarlo mediante un factor de sostenibilidad. Y pone algunos ejemplos: “En Estonia, Finlandia, Grecia y Portugal, el vínculo es simétrico, de modo que la edad de jubilación se ajusta a la esperanza de vida tanto cuando aumenta como cuando disminuye, mientras en Dinamarca, Italia y los Países Bajos, el vínculo no se activa cuando la esperanza de vida disminuye”. Importante: “Estos tres últimos países tienen un mecanismo que garantiza que, tras un descenso de la esperanza de vida, la edad legal de jubilación no aumente hasta que la esperanza de vida alcance el mismo nivel que tenía antes”.

 

El rol de las pensiones privadas

Las pensiones privadas desempeñan un papel importante en más de un tercio de los países de la OCDE: “La tasa bruta de reemplazo media (porcentaje de ingresos en la jubilación respecto a los ingresos previos como trabajador en activo) de un asalariado en los regímenes públicos es del 42%, frente al 52%, si se incluyen las pensiones privadas”. En el caso español, esta tasa de reemplazo es de las más elevadas, 73,9%, soportada por el sistema de pensiones público y obligatorio. Otros países reparten el peso de la cobertura de las pensiones entre sistemas mixtos (obligatorios, privados y voluntarios).

 

El sistema fiscal, un apoyo necesario

No menos importante es adaptar el sistema fiscal de los jubilados. El argumento es que los impuestos sobre la renta personal son progresivos y los derechos de pensión suelen ser inferiores a los ingresos antes de la jubilación. Resultado: “El tipo impositivo medio sobre los ingresos de las pensiones suele ser inferior al de las rentas del trabajo”. Por lo tanto, hay una pérdida de poder adquisitivo “que se puede compensar con ventajas fiscales adicionales a los pensionistas”. Los precedentes están ahí. En 11 países de la OCDE los pensionistas no pagan impuestos al jubilarse. Y en 28 se aplican rebajas fiscales en sus impuestos sobre la renta.

 

La riqueza de las pensiones, cuestión de género y de esperanza de vida

El informe también incluye el concepto de la ‘riqueza de las pensiones’ en relación con los ingresos individuales antes de la jubilación. Para los asalariados medios, la riqueza de las pensiones en los hombres es 9,4 veces los ingresos individuales anuales de media en los países de la OCDE y, en el caso de las mujeres, 10,3 veces (más elevada porque su esperanza de vida es mayor).

 

La maternidad y sus efectos sobre las pensiones

Las mujeres con ingresos medios que se retiren durante cinco años del mercado laboral para cuidar de dos hijos, según el cálculo de la OCDE, “tendrán una pensión igual al 95% de la de una trabajadora con una vida laboral completa, por término medio, en los 38 países de la OCDE”. Apenas hay pérdida. Y en el caso de nuestro país, aún menos: “España ofrece prestaciones un 5% superiores (bonificación del 5% por dos hijos y el 15% por cuatro o más)”.

 

El riesgo de pobreza acecha más a las personas mayores

La OCDE advierte del mayor riesgo de pobreza relativa de las personas mayores de 65 años: un 14,1% tiene una renta inferior a la mitad de la media nacional de la renta familiar disponible. “En 16 de los 37 países de la OCDE, la tasa de pobreza de ingresos de las personas mayores es inferior a la del conjunto de la población. Este hecho tiende a aumentar con la edad durante la jubilación, y es más alta para las mujeres”.

 

¿En qué se invierten los planes de ahorro para la jubilación y fondos de reserva de las pensiones?

Los bonos (renta fija) y acciones (renta variable) son los productos preferidos. Representan más de la mitad de las inversiones en 35 de 38 países de la OCDE. En 2020 las tasas de rendimiento se situaron en un 4% (promedio), algo inferior al año anterior, pero un buen dato teniendo en cuenta el contexto de volatilidad de los mercados financieros.

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