España ha perdido 1.162 millones de euros de media al año, por los daños provocados por los fenómenos climáticos extremos entre 1980 y 2019. En este mismo periodo, el coste fue para Alemania de 2.755 millones y de 490 millones para Suecia. Cifras que hablan de los efectos de la crisis climática en su imparable avance, pero también de cómo la exposición de un país a eventos climáticos extremos, además de impactar en su economía, condiciona la calificación de su deuda soberana.
Así lo cree la agencia alemana de rating Scope que considera que fenómenos climáticos como lluvias torrenciales, inundaciones o sequías que amenazan la vida de los europeos, también lo hace a su deuda país.
Para medir este impacto, en su informe Extreme climate events in Europe: rising economic losses can lead to greater sovereign ratings divergence (Fenómenos climáticos extremos en Europa: el aumento de pérdidas económicas puede llevar a una mayor divergencia de las calificaciones soberanas) realiza una evaluación del perfil de riesgo medioambiental de cada país miembro de la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEME), de su resiliencia y recuperación.
EL PRINCIPAL RIESGO NATURAL EN EUROPA
Un dato que ilustra la dimensión de la situación es el de los 446.000 millones de euros de costes económicos que los fenómenos climáticos extremos supusieron a las economías del Espacio Económico Europeo (EEE) de 1980 a 2019, el 3% del PIB de 2019. En opinión de Alvise Lennkh, subdirector de Calificaciones Soberanas de Scope: «Las pérdidas económicas derivadas de fenómenos climáticos extremos representan el principal riesgo natural en los países de Europa».
Pero el impacto de la meteorología es muy desigual cuando se compara unos con otros países: «Los países de Europa Central y Oriental, como Croacia, Rumanía, la República Checa, Bulgaria y Hungría, fueron los más afectados”, señala Lennkh. En estos países, las pérdidas económicas anuales medias por fenómenos climáticos extremos, se sitúan entre el 0,11% y el 0,15% del PIB, muy por encima de la media del EEE que es del 0,07%».
Coste por eventos extremos de clima: pérdidas medias al año 1980-2019 en porcentaje con PIB de 2019
Fuente: Scope Ratings con datos de la Agencia Europea de Medioambiente.
De este modo el estudio de Scope identifica dos puntos relevantes:
- Que son los países de menores ingresos del EEE los que tienden a registrar costes más elevados por fenómenos climáticos graves.
- Que son los países del sur de Europa y de Europa Central y Oriental los más expuestos a este tipo de episodios.
Cómo reducir su impacto en la deuda soberana
Pero si es cierto que los países mediterráneos están más expuestos a sequías e inundaciones en sus costas, los de Centroeuropa lo están a las inundaciones interiores. El análisis lleva a pensar que todas las economías y sus empresas están afectadas por este efecto de estrés climático. Y que a medida de que la crisis climática convierta en más habituales estos episodios, pesarán de forma más patente en la calificación de la deuda de los distintos países.
Scope Ratings fue la primera agencia de en introducir este análisis en su metodología de la calificación de deuda soberana, según explica, a través del análisis de tres “canales”:
- Canal económico: que pone el acento en las consecuencias que perjudican a la actividad económica, desde infraestructuras a la mano de obra.
- Canal fiscal: para conocer su impacto sobre las finanzas públicas por caídas de los ingresos fiscales, aprobación de inversiones extraordinarias en infraestructuras, impacto en la salud pública…
- Canal de estabilidad financiera: para evaluar cómo afectan los desastres naturales en las instituciones financieras, y si hay riesgo de desestabilización.
De este modo, un fenómeno meteorológico extremo, pongamos como ejemplo la borrasca Filomena de enero de 2021, puede impactar en la calificación de la deuda soberana y, por tanto, también sus vías de financiación. La secuencia es inflexible, si el análisis de riesgo determina que unos costes no previstos desestabilizan alguno de los canales explicados, el rating país puede verse afectado y, en consecuencia, la financiación en los mercados internacionales encarecerse.
En este contexto, cabe recordar que el pago de intereses de la deuda pública es uno de los factores que más condiciona los Presupuestos del Estado, engordando o adelgazando partidas sociales tan sensibles como la de educación, sanidad o las políticas relacionadas con el envejecimiento poblacional, todos ellos factores que condicionan la calidad de vida de una mayoría de ciudadanos.
Pero el peso de los fenómenos climáticos extremos sobre el rating nacional puede amortiguarse. Afirmación que cobra sentido en función de los recursos que los gobiernos movilicen y las reformas que apliquen para minimizar su exposición a los riesgos naturales. De este modo, en la medida en que los países sean capaces de hacer frente a estos episodios minimizando sus efectos (daños y coste), serán más resilientes y reducirán la presión sobre la calificación de su deuda nacional.
Asignación de fondos frente al impacto climático
“En este contexto es crucial que los gobiernos movilicen recursos y apliquen reformas”, defienden desde la agencia de rating alemana. Y así parecen dispuestos a hacerlo.
Los líderes de la UE han declarado que al menos el 37% de los Fondos de Recuperación, Transformación y Resiliencia se destinarán a la acción climática. Al tiempo, la Comisión Europea ha marcado que al menos el 25% del presupuesto se destinará a este objetivo hasta 2027.
Más crítico se muestra Alvise Lennkh con la implementación de esta declaración de intenciones: “Los planes de recuperación anunciados hasta la fecha no muestran que la exposición de los países a las catástrofes naturales y sus costes históricos hayan influido necesariamente en la asignación de los fondos de recuperación y resiliencia». En su opinión: «La interacción entre los riesgos físicos y las prioridades políticas a nivel nacional sigue siendo limitada».
La nota positiva la ponen iniciativas como el ‘Primer presupuesto verde’ del Gobierno francés. Con esta iniciativa se pretende identificar los gastos que potencian la transición ecológica así cómo evaluar los costes de no hacerlo”. Y esta preeminencia creciente de las consideraciones climáticas de los modelos de gobierno, parece imprescindible para minimizar los efectos de los fenómenos climáticos extremos en su economía y la calificación de deuda.