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Una mirada a la vejez durante la Navidad

La época más mágica del año, aquella en la que se promueve el amor y la alegría, resulta también un periodo emocionalmente duro para muchas personas mayores que no tienen con quién compartir esos momentos navideños de ilusión y esperanza.
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Porque, por increíble que resulte, la Navidad sigue siendo también sinónimo de soledad y tristeza para una gran porcentaje de adultos que ya han sobrepasado los 65 años. En una cifra superior a lo que cualquiera podría imaginar. Y si no, veamos los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística. Según la Encuesta Continua de Hogares del INE, en España hay más de dos millones de personas mayores de 65 años que viven solas. De estos, como recoge la empresa Thyssenkrupp Home Solutions, uno de cada cinco pasa la Navidad en soledad. Un porcentaje que equivale, más o menos, a unas 400.000 personas.

En nuestro intento de conocer cómo afecta y cuáles son las consecuencias de la soledad en los mayores durante estas fechas, hablamos con tres psicólogas del Grupo de Psicología de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG): Esther Camacho, Sara Martínez y Alejandra Chulián. Ellas nos desvelan los puntos críticos de esta situación y nos ofrecen algunas pautas para combatirlos.

 

Tormenta de emociones

Las fiestas navideñas, como indican las expertas, tienen de por sí diferentes connotaciones para cada persona, ya que representan emociones contrapuestas como la alegría por el reencuentro o la tristeza por los que ya no están, emociones que se reavivan e intensifican. A veces, estas emociones se superponen, obligándonos, a todos, a enfrentarnos durante unos días a situaciones que no tienen nada que ver con la realidad habitual.  Sin embargo, como explica Esther Camacho, “esto es especialmente difícil para las personas mayores y más si viven en soledad”.

La conclusión es que la Navidad, y más este año con la pandemia del COVID-19, hace que la soledad sea aún más complicada de sobrellevar. “La soledad impuesta puede provocar que se produzcan sentimientos de tristeza y desesperanza más intensos, sobre todo al comparar las fiestas con otras vividas anteriormente. Ya que es una época del año que se ‘espera’ celebrar con familiares y amigos”, matiza la experta.

 

Problemas de salud a tener muy en cuenta

El panorama, poco alentador desde el inicio, adquiere más relevancia al saber que esa soledad no solo afecta al estado anímico, sino también a la salud física. “Cuando la soledad se une a emociones como la tristeza y la desesperanza puede llevar a la apatía, a la pérdida del interés por las cosas y también por uno mismo. De ahí que muchas personas que se sienten solas y padecen soledad tiendan a abandonar hábitos saludables como la alimentación adecuada, la higiene corporal, la actividad física, las rutinas o la toma correcta de la medicación prescrita. Todo ello puede afectar a patologías previas, a la alteración del sueño o a la pérdida de fuerza física”, especifica Sara Martínez. Nada de esto es una broma porque, como comentan las psicólogas, aumenta la posibilidad de que la esperanza de vida disminuya en un porcentaje considerable, alrededor del 30%.

Efectivamente, varios estudios han demostrado que la soledad profunda puede tener consecuencias directas en nuestro organismo. En el informe La Soledad de las Personas Mayores: Conceptualización, valoración e intervención, de las profesoras Sacramento Pinazo y Mónica  Donio Bellegarde (Universidad de Valencia) para la Fundación Pilares para la Autonomía Personal, se afirma que “la falta de otras personas a nuestro alrededor causa tantos problemas de salud como los derivados de un estrés psicológico continuado… o incluso del tabaquismo”.

Un dato que corrobora la tercera psicóloga de la SEGG, Alejandra Chulián: “Los estudios confirman que en situaciones de soledad la probabilidad de sufrir enfermedades cardiovaculares (hipertensión, problemas de corazón, derrames cerebrales, etc.) puede aumentar un 30%. Por otra parte, el estrés añadido de esa soledad hace que aumente la hormona Cortisol, lo que conlleva a un aumento de la glucosa en sangre, la alteración del sistema inmune, afectación del metabolismo óseo, también de la memoria, etc. Por otro lado, el ánimo deprimido se correlaciona con el descenso de la capacidad del sistema cognitivo, menor capacidad de reacción y menor capacidad de atención”.

Iniciativas con esperanza

Ante un panorama poco esperanzador, es imprescindible que los diferentes ámbitos de la sociedad sepan cómo reaccionar para transformar la situación. Es fundamental respetar la autonomía y decisión de las personas mayores, pero a la vez hay que saber estar pendientes de las necesidades que puedan surgirles. Para la persona mayor que desea y necesita compañía, por ejemplo, es muy importante sentir que hay personas de su entorno que se preocupan por ella, y que, de ‘alguna manera’, estarán acompañados durante estas fiestas, mucho más que en otras épocas del año. Por eso, es necesario que sigan notando el calor y la preocupación de sus seres queridos (familiares, amigos, vecinos, voluntarios…), aunque este año no siempre sea presencialmente”, comenta Esther.

Por otro lado, también es importante que las propias personas mayores sigan estando activas. ¿Cómo? Las psicólogas de la SGEE dan algunas sugerencias:

. Manteniendo el contacto todo lo posible con familiares y amigos, tanto por teléfono como con videollamadas. Este año las nuevas tecnologías se han convertido en las grandes aliadas contra la soledad.

. Compartiendo y expresando con asertividad sus sentimientos y emociones, con los familiares y amigos.

. Continuando las tradiciones, adaptándolas en la medida de lo posible a la situación actual: adornar la casa, preparar una cena especial o diferente, arreglarse, comprar regalos y dulces típicos, felicitar las fiestas, etc. ¿Por qué? Pues porque mantener las rutinas da a la persona seguridad y sensación de pertenencia.

Y, aunque a veces provoque nostalgia, es bonito dedicar tiempo a recordar desde la gratitud y la esperanza otras navidades y a las personas que ya no estén.

Este año, las circunstancias hacen que el estado emocional sea más complicado porque habrá que añadirle que muchas personas mayores tal vez hayan sufrido la pérdida de algún familiar (quizás la de la propia pareja); que alguien cercano esté ingresado a causa del coronavirus o que tengan que pasar las fiestas confinadas en casa o en la habitación de una residencia. Como ratifica Alejandra Chulián: “Esto precisa que las personas que estamos alrededor de los mayores sepamos estar más atentas a sus necesidades emocionales y cognitivas para poder darles nuestro apoyo y compañía en todo momento. Será importante transmitirles esperanza y afecto que les ayude a superar estos días con éxito, mejorando así su ánimo y su bienestar físico y emocional”.  

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