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Escuela de Pensamiento
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‘Mindfulness’ te enseña a vivir el momento: el aliado de un envejecimiento feliz

El cierre de año invita a hacer balance. El mindfulness puede ser el aliado de 2023 para que sea un año más positivo y feliz. Para ello hay que aprender a disfrutar de cada momento.
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La campaña Longevidad y Bienestar: 12 Causas para una larga vida, de Fundación Mutualidad Abogacía, te invita a acabar el año cuidando de lo más importante: tu mente y tu cuerpo. El mindfulness es una relectura occidental y científica de la meditación tradicional oriental que ayuda a conciliar la vida con sus circunstancias, a dedicarse tiempo a uno mismo y a disfrutar de cada momento.

El estrés no es una cuestión de edad. Uno de los peores aprendizajes, es asumir que con la jubilación tampoco somos dueños de nuestro tiempo. Hacer la compra, preparar la comida al nieto; el café con las amigas, ir a la piscina; pasarse por la farmacia, ir a clase de digitalización… Resulta complejo escapar de esa apremiante sensación de prisa, que nos obliga a pensar más en las tareas pendientes que a disfrutar de lo que estamos haciendo.

Fundación  Mutualidad Abogacía te propone la práctica del mindfulness como clave de reconciliación contigo mismo y tu entorno. Una herramienta para vivir el envejecimiento como una oportunidad.

 

Qué es el Mindfulness

El término mindfulness se traduce al español como atención plena o consciencia plena. Fue el doctor Jon Kabat-Zinn quien definió las bases de su práctica en 1979, para aliviar el estrés y los dolores crónicos de los pacientes en su consulta de Nueva York.

Su técnica de reducción del estrés basada en la atención plena apuesta por la interrelación cuerpo mente. Un conocimiento que fue desarrollando a lo largo de los años gracias a sus estudios de medicina y biología molecular y sus contactos con maestros budistas, cuyas enseñanzas actualizó y adaptó a la mentalidad occidental, para difundirlas desde sus clínicas y como docente de la Universidad de Massachusetts.

Su gran éxito ha sido idear un modelo de meditación y autoconocimiento asequible a cualquiera que lo intente. Una técnica que ofrece beneficios desde los primeros minutos de práctica, sin duda un valor importante en un momento en que buscamos respuestas inmediatas.

La otra gran ventaja es la facilidad para combinar una ‘práctica informal’ del mindfulness con el ajetreado ritmo de vida actual. Su propuesta de meditación se puede hacer de pie o sentado, en la cocina tras el desayuno, o incluso en la sala de espera de la consulta del médico.

Sin embargo, solo quien se ejercite en la ‘práctica formal’, que implica una meditación profunda y prolongada, accede a todo el potencial de bienestar que el mindfulness ofrece a sus seguidores más rigurosos.

 

Cinco enseñanzas tan básicas como importantes

El mindfulness propone una profunda introspección individual, de la que cada uno sacará sus propias conclusiones. Sin embargo, se le reconoce una serie de beneficios generales, que resumimos en cinco:

  • Disfrutar del momento. Vivir cada minuto con plenitud y disfrute, por básico que parezca, es quizá la más valiosa de las enseñanzas del mindfulness. Y esa sabiduría para compartimentar lo agradable y lo problemático, buscando el momento adecuado para uno, es además clave para una sana convivencia social.
  • Aceptar con amabilidad lo irremediable. Te enseña a sentir y a sufrir, a permitir que el sentimiento doloroso entre en ti pero no te destruya. Crea así un espacio de libertad unipersonal, desde el que interactuar con la vida que toca en todos sus niveles: físico, emocional y mental.
  • P El mindfulness defiende que no siempre se puede atender a todas las tareas, por ello debemos centrar la energía en lo realmente importante. Asumir que si no llegamos a todo no pasa nada, es otra de sus lecciones maestras.
  • Ser agradecido. Con lo que eres y con lo que tienes. No se trata de pecar de falta de ambición, si no de reconocerse en el éxito de cada realidad.
  • A sentirse mejor. Una lógica consecuencia de los anteriores cinco puntos.

 

La práctica hace al maestro

Lo importante para iniciar el camino es dar el primer paso. En cualquier localidad de España se imparten talleres de inicio en el mindfulness, en algunos casos con una interpretación más física de su práctica, aunque normalmente se centran en las técnicas de meditación y autoconocimiento. Para hacerse una idea de lo que espera, explicamos algunas de sus herramientas.

El minuto de oro
Una meditación breve de un minuto, básicamente centrada en la respiración, que disminuye los pensamientos y hace que las emociones se regulen. La recomendación es tomarse un minuto de respiro cada hora, aunque también se puede limitar a momentos especiales para tomar consciencia de la tarea que se va a realizar, centrándose en ella y olvidando otras obligaciones. Ayuda a vivir el momento: ahora voy a cocinar, a conducir o a reunirme con un amigo.

Escáner corporal
Es necesario practicar meditaciones más prolongadas. Los principiantes pueden iniciarse con una diaria de 20 minutos. Entre las muchas técnicas de meditación que el mindfulness incluye, una de las más interesantes es la del escaneo corporal. Consiste en poner la atención en las diferentes partes del cuerpo de una forma secuencial y ordenada tomando plena conciencia de nuestra dimensión corpórea, al tiempo que se debilita ese diálogo interior a menudo tan atosigante. Esta técnica sirve para regular mejor las emociones evitando los pensamientos recurrentes molestos.

Escucha activa
No todo se centra en el diálogo interior. El mindfulness también enseña a escuchar a otros, pero de verdad, limitando esas reacciones instintivas que nos llevan a etiquetar, criticar o simplemente a anticipar la respuesta. Y cuando aprendemos a centrarnos en el otro, le entendemos mejor, evaluamos con más equidad y respondemos de forma menos temperamental, contribuyendo a crear un mejor entorno social.

Confianza en el otro
Pongamos el ejemplo de esa madre o padre que despide con preocupación a su hijo cuando sale de viaje en fin de semana, su cerebro queda atrapado: ‘¿sabrá cuidarse?’. En lugar de aceptar como inevitable ese rol invasivo que exige de total y constante supervisión, ejercitar las técnicas de respiración y meditación, la atención plena y la escucha activa puede ayudarnos a confiar en los demás, en el ejemplo, a no temer por qué pasará a nuestro hijo.

Aceptación amable de los acontecimientos
Un aprendizaje muy válido para reducir el estrés. Debemos dejarnos de pelear con lo que ya ha ocurrido, con lo que no se puede cambiar. En lugar de entrar en conflicto con ese hecho acontecido, debemos buscar los aspectos positivos (siempre los hay), lo que nos enseña a gestionar lo ocurrido, pero sin abandonar esa actitud de análisis necesaria para mejorar en el futuro.

Aprender a priorizar
El mindfulness nos habla de que el tiempo es limitado, y que quizás no podamos atender a todos los frentes. Pero tomar conciencia de esta realidad puede servir para centrarnos en lo que importa. Una forma de enfrentarse a la agenda diaria es priorizando. Coge papel y lápiz y valora tus tareas siguiendo el siguiente esquema:

 

 

  • Tareas perjudiciales o neutras. Esas que nos autoimponemos sin que aporten nada o, peor aún, perjudican nuestro estado de ánimo. Se deben identificar para que dejen de robarnos tanto tiempo: ¿pasas demasiado tiempo en Facebook o viendo la televisión?, ¿realmente debes sacar brillo todas las semanas al juego de café?, ¿cuántas horas pasas en el bar?, ¿debes acudir cada mes al médico..?
  • Tareas beneficiosas. Se debe distinguir entre beneficiosa necesaria y la beneficiosa opcional. Estas últimas solo pasarán al calendario de tareas a realizar cuando se haya cumplido con las imprescindibles:

 

Para aprender a priorizar las tareas beneficiosas necesarias, se utiliza una tercera clasificación en base a su urgencia e importancia. En este ejemplo se da prioridad a la urgencia, pero también se puede proceder desde la importancia. Hay que tener en cuenta que la premura no la marca la finalización inmediata de la tarea, si no que esa labor entra en el periodo recomendable para su buena ejecución, de este modo lo que hoy no es urgente puede que lo sea la próxima semana. También se debe tener en cuenta que hay tareas que no son importantes, pero sí urgentes, por ejemplo si no se prioriza la urgencia puede que nunca se felicite el cumpleaños de un buen amigo, y si no se hace en fecha, no tiene sentido: solo cuando se realiza en el momento oportuno aporta valor.

 

Responder en lugar de reaccionar
Las reacciones familiares son complejas. Aunque no queramos, somos conscientes de que la paella del domingo -una vez más- acabará con una discusión con un hermano o hija. Esta nefasta rueda de conducta se debe en muchas ocasiones a que reaccionamos de forma automática, atendiendo a patrones condicionantes que hemos ido asumiendo de forma más o menos inconsciente en nuestra vida, y donde hay automatismo no hay aprendizaje.

Para romper con esa inercia se debe responder, no reaccionar. Olvidar la agresividad o la pasividad para actuar desde la autoestima. Un escenario donde también es aliada la atención plena.

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