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Integración social del sénior, el antídoto contra la soledad no deseada

Promover la participación social es la solución frente a una problemática con altísimo coste económico y personal.
soledad no deseada
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Una llamada activa al combate de la soledad no deseada culmina el decálogo de recomendaciones del Indicador de calidad de vida digna de las personas mayores – consideraciones de género. Con esta iniciativa el informe de la Cátedra Economía del Envejecimiento de Fundación Mutualidad Abogacía en colaboración con la Universidad de Barcelona, defiende que luchar contra la soledad que sufre este segmento de la población se convierte en una de sus recomendaciones más relevantes.

La problemática es transversal. Según el Observatorio Estatal de la Soledad No Deseada, afecta al 13,4% de los españoles. La solución, como se señala desde Fundación Mutualidad Abogacía, pasa por “integrar activamente a los mayores en la vida social y reforzar su relación con otras personas, como amigos, vecinos… más allá de la familia, que ya es frecuente”. Pero tener diagnóstico y prescripción no es siempre sinónimo de rápida curación.

 

¿Qué es la soledad no deseada?

Una de las interpretaciones más consensuadas la describe como una fuente de sufrimiento para las personas que limita su derecho de participación en la sociedad. Se trata además de una problemática con claras consecuencias negativas para la salud y el bienestar y, en consecuencia, conlleva unos costes sociales y económicos importantes. Sobre este último punto, el Observatorio Estatal de la Soledad No Deseada lo estima en 14.141 millones de euros al año.

Los disparadores de la soledad no deseada son muy variados, pero la mayoría de la población los identifica con carecer de familia cercana y ser una persona mayor (Estudio sobre la percepción de la soledad no deseada).

 

La soledad no deseada en las personas mayores

El Observatorio Social de Fundación La Caixa ha realizado una de las aproximaciones más completas en España sobre esta problemática en el colectivo sénior. Las conclusiones del trabajo de campo, que incluyó  14.000 encuestas a personas que asisten a centros de mayores,  se recoge en un informe donde destacan cuatro claves:

  1. El 64% de las personas mayores experimenta en alguna medida sentimientos de soledad no deseada. Para el 14,8% se trata de una experiencia con un coste personal grave o muy grave.
  2. Las mujeres mayores experimentan más emociones vinculadas al abandono y vacío que los hombres de su misma edad.
  3. El sentimiento de soledad no deseada es más problemática en el sénior con un menor nivel educativo.
  4. La resignación y la aceptación pasiva de la situación son las actitudes más comunes entre las personas mayores a las que más le duele su sentimiento de soledad.

Pero el diagnóstico puede quedar incompleto sin detenerse a analizar las consecuencias que esta soledad no deseada tiene sobre la salud. Desde la institución vasca Nagusi Intelligence Center lo sintetizan así:

  • Sobre la salud física: Se relaciona con enfermedades cardiovasculares, empeoramiento de la nutrición y abandono de la actividad física con aumento de la obesidad. En consecuencia, se produce un aumento de las visitas al médico y de hospitalización.
  • Sobre la salud mental: Aumento del riesgo de depresión y ansiedad, altera el sueño e incrementa el riesgo de sufrir demencias.

La revista Nature Human Behaviour publicó en 2022 un artículo de conclusiones a partir de la revisión de 90 estudios publicados desde 1986 hasta 2022: A systematic review and meta-analysis of 90 cohort studies of social isolation, loneliness and mortality (Revisión sistemática y metaanálisis de 90 estudios de cohortes sobre aislamiento social, soledad y mortalidad, en castellano). Del análisis de su mapa de riesgos se desprende una afirmación terrible: la soledad mata.

 

Cómo abordarla

Sus graves consecuencias justifican que desde el Indicador de calidad de vida digna de las personas mayores se considere primordial una intervención para mejorar la situación, y se propone trabajar mirando a un modelo: el de los países nórdicos. Con Suecia a la cabeza, son sociedades donde su colectivo de mayores se define como más feliz que la media europea, y el nivel de asociacionismo y voluntariado es mayor. El modelo de actuación diferencia entre tres fases: detección, prevención e intervención.

Detección. Identificar a las personas mayores que sufren de soledad es por sí mismo un logro, más cuando el modelo de actuación trata de hacerlo de forma precoz. Entre las experiencias que trabajan con esta finalidad se pueden citar:

  • Registro de personas mayores en riesgo de soledad. instituciones como Cruz Roja ya trabajan en esta línea con un censo propio en el que se puede inscribir el propio interesado o sus familiares, para recibir servicios como teleasistencia y geolocalización. La Fundación La Caixa trabaja en la misma línea pero articulando soluciones más individualizadas centradas en fomentar relaciones de apoyo, empoderándolas y haciéndolas sentir parte de la sociedad. Desde las administraciones locales también se potencia esta línea de atención.
  • Teleasistencia y sistema de alerta. Hay iniciativas totalmente centradas en el acompañamiento por teleasistencia tanto para atender casos de urgencia o problemas específicos como para ofrecer apoyo social. Ejemplo de esta línea de actuación es la Silver Line en Reino Unido, un servicio gratuito 24 horas gestionado por voluntarios.

Una curiosa experiencia de monitorización es la liderada por la Universidad de Málaga, Hidralia y Cruz Roja que ‘vigila’ a la persona mayor a través del consumo del agua en su domicilio con contadores de consumo inteligentes.

Prevención. “La prevención primaria de la soledad no deseada tiene como fin evitar el aumento de personas en esta situación, fomentando el envejecimiento activo, la participación en actividades y talleres, y la involucración en los diferentes ámbitos de una sociedad”, se explica desde Nagusi Intelligence Center. La responsabilidad en su organización recae sobre todo en la administración local, aunque hay otros agentes implicados con iniciativas muy inspiradoras:

  • En Francia el programa Veiller Sur Mes Parents (Velar por mis padres) impulsado por La Poste faculta a los carteros para hacer compañía a aquellas personas mayores que lo necesiten y darles conversación. La iniciativa del correo público garantiza una gran capilaridad de la medida por una capacidad casi única para llegar a cualquier localidad de la geografía gala.
  • En Polonia, el Programa Rzadowy impulsa la participación en talleres, clases y cursos. Esta iniciativa del Gobierno polaco toma en consideración las necesidades de formación, solicitando su opinión al propio colectivo y lo divulga a través de emisoras de radio.
  • Programas de accesibilidad a las empresas. Tanto en la eliminación de barreras físicas (por ejemplo, para facilitar el acceso a las personas con movilidad reducida) como en las tecnológicas (ofreciendo otros canales a los digitales) son cada vez más frecuentes en empresas que articulan planes para ser amigables con las personas mayores, incentivando su relación con el colectivo.
  • Apoyo en la tecnología. Otras actuaciones tienen en la tecnología su mayor aliado, siempre adaptada a las habilidades digitales de cada usuario. El ordenador noruego Komp, diseñado por No Isolation, permite contactar al mayor con su familiares haciendo un único clic. Una herramienta digital permite en el Reino Unido a los interesados participar en el programa Chatty Café, con el que la cadena Costa Coffee promueve encuentros en persona entre personas que quieren compartir una comida y una conversación.
  • En Irlanda el programa Alone in action también trata de generar conexiones entre las personas que viven en soledad. Se trata de una iniciativa compleja y ambiciosa que proporciona un sistema integrado de coordinación de apoyo, asistencia práctica, amistad, diversos servicios telefónicos, prescripción social, vivienda con apoyo y tecnología de asistencia. Todo sustentado sobre el voluntariado.

Intervención. Pero el modelo de actuación frente a la soledad no deseada debe incluir acciones directas para atajar las situaciones identificadas. Se trata además de unos modelos que deben incluir la flexibilidad suficiente para adaptarse a la heterogeneidad del colectivo y de su entorno.

  • Sistema de residencias. El apoyo más básico y esencial para intervenir en la soledad no deseada recae sobre la red de residencias. Se trata de la solución más evolucionada para atender a esta parte del colectivo dispuesta a abandonar su hogar, si bien se sabe que la preferencia de una mayoría de personas mayores es envejecer en su hogar. En España, existen 5.573 residencias con un total de 393.581 plazas, 4,2 plazas por cada 100 personas mayores (dato del Informe Envejecimiento en red, publicación de CSIC). Teniendo en cuenta que la recomendación de la OMS es de 5 por cada cien personas mayores, aún queda camino por recorrer.
  • Acompañamiento a domicilio. Sin duda una de las medidas estrella para la atención a la soledad no deseada por su capacidad para llegar al segmento del colectivo más desprotegido, el del mayor sin familiares, muchos de ellos mujeres. Programas institucionales, de empresa y de voluntariado trabajan en esta línea para ayudar a la persona mayor en sus actividades básicas al tiempo que se proporciona una interacción social que combata la soledad.
  • Apoyo al cuidador. La Diputación Foral de Bizkaia, el Gobierno de Aragón son dos ejemplos de iniciativas centradas en la persona cuidadora, a ella dirigen servicios como:
    • Programas de respiro: que pueden incluir ayuda económica de hasta 30 días naturales para estancias temporales en residencias, garantizando la socialización de la persona cuidada y el descanso de su cuidador principal.
    • Atención temporal en centros diurnos, para evitar situaciones de soledad mientras el cuidador principal trabaja o realiza cualquier otra actividad.

Se trata además de servicios de apoyo que cada vez comercializan más la iniciativa privada.

  • Convivencia intergeneracional. Otra de las líneas de actuación que completa las líneas de intervención de la soledad no deseada es la que ofrece un lugar de convivencia con otras personas, beneficiándose de la compañía y la ayuda que puedan ofrecerle. Japón es uno de los países con políticas más activas en este sentido. Destaca por su implantación el proyecto Under One Roof de la ciudad de Tokio. Un programa similar existe en España en colaboración con un buen número de universidades.
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