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Hacia una sociedad intergeneracional

Asistimos a un hecho sin precedentes. El siglo XXI es testigo de la coincidencia temporal más grande entre generaciones que van a tener que convivir un mayor número de años.
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Somos más longevos y, por esta razón, es necesario visibilizar que la ancianidad es un éxito de la sociedad y que tenemos que dar la bienvenida a nuevas formas de interacción entre las diferentes generaciones.

Según Naciones Unidas, en los próximos 50 años el número de personas mayores se cuadriplicará, pasando de cerca de 600 millones a casi 2.000 millones. Desde la década de los años noventa, la mayor organización internacional del mundo viene alertando sobre la necesidad de construir una sociedad para todas las edades.

El hecho de que vivamos más años nos expone a una novedosa experiencia: cruzarnos con diferentes generaciones durante más tiempo. La intergeneracionalidad —las relaciones entre generaciones— nos permite aprender y entender que estamos ante un nuevo modelo social en el que tenemos que convivir con la ancianidad.

Pero, ¿la mera coincidencia es garantía de interacción y de colaboración entre dichas generaciones? En realidad, no. Por ello, desde diferentes ámbitos de la sociedad se han creado programas intergeneracionales (PI) que hacen frente a estos cambios demográficos y permiten preservar y activar la participación de las personas mayores.

 

ORIGEN DE LOS PROGRAMAS INTERGENERACIONALES

La puesta en marcha de estos programas se remonta a los años sesenta y setenta en Estados Unidos y el objetivo era reducir el distanciamiento entre las generaciones. La separación entre miembros de una misma familia —producida por los cambios en el mercado laboral— estaba ocasionando la pérdida de interacción entre mayores y jóvenes y el aislamiento de las personas mayores.

Ya en los años 90, este país utilizó los PI para abordar problemas sociales relacionados con las necesidades culturales, sociales y económicas. Empezaron a ocuparse de otro tipo de problemas como el aislamiento, el abuso del alcohol y el desempleo.

Europa dio la bienvenida a los PI a finales de los noventa con el fin de revitalizar las comunidades y con la idea de reconectar generaciones. Desde entonces, estos programas intergeneracionales se han convertido en un instrumento para el desarrollo comunitario, muy en sintonía con el objetivo de sociedad para todas las edades de Naciones Unidas.

 

LA INTERGENERACIONALIDAD EN ESPAÑA

Aunque en España todas las comunidades autónomas ya tienen programas intergeneracionales en centros de día de mayores, centros ciudadanos y colegios, su inicio fue tardío. Comenzaron a cobrar fuerza en 1993, el año en que se celebró el “Año Europeo de las Personas Mayores y la Solidaridad entre Generaciones” y con la puesta en marcha del Consorcio Internacional para los Programas Intergeneracionales (ICIP) en 1999.

Esta institución definió los PI como “vehículos para el intercambio determinado y continuado de recursos y aprendizaje entre las generaciones mayores y las más jóvenes con el fin de conseguir beneficios individuales y sociales”.

Otro punto de inflexión fue la II Asamblea Mundial del Envejecimiento, celebrada en Madrid en 2002. En ella se reconoció la necesidad de fortalecer la solidaridad entre las generaciones y las asociaciones intergeneracionales teniendo en cuenta las necesidades particulares de los más mayores y más jóvenes.

“En nuestro país hemos asistido al crecimiento de diversas iniciativas intergeneracionales, tanto actividades puntuales como proyectos más estables. Se ha ganado visibilidad pero es cierto que aún queda mucho por hacer para que estos programas tengan un mayor impacto. Para hablar de intervención intergeneracional sostenible en el tiempo es necesario que haya unos principios, un método que la fundamente bien”, explica Mariano Sánchez, profesor de Sociología de la Universidad de Granada —donde dirige la Cátedra Macrosad de Estudios Intergeneracionales— y reconocido experto internacional en el ámbito intergeneracional.

Para Sánchez aún estamos en “la fase de sensibilización y de reconocimiento del valor de estos programas. Además, es necesario que se lleve a cabo un traslado de experiencias de intergeneracionalidad del ámbito familiar a ámbitos comunitarios y organizaciones”.

 

LOS MAYORES, MOTOR DE LA SOCIEDAD

La cultura y la economía del envejecimiento ofrece una oportunidad para nuestra sociedad intergeneracional: una nueva forma de entender la vejez que defienda que las personas mayores, como cualquier otro grupo social, aportan experiencia y conocimiento.

El hecho de que se viva más y mejor posibilita que los mayores ejerzan una ciudadanía activa, una integración plena, con más servicios asistenciales y el disfrute de sus derechos. Tenemos ante nosotros el reto de proteger el envejecimiento, abordándolo desde la ética y los valores.

Por ello, el factor intergeneracional es clave para operar un cambio real que permita que la ancianidad se convierta en un motor más de la sociedad.

 

MAYORES JÓVENES, JÓVENES MAYORES

Los programas intergeneracionales (PI) son una herramienta clave para reducir los estereotipos que los más jóvenes tienen de los mayores y viceversa. Además, favorecen el envejecimiento activo, un factor importante para la motivación y participación de las personas mayores en la sociedad.

La puesta en marcha de estos programas posibilita que personas de diferentes edades se relacionen y cooperen, intercambiando conocimiento y enriqueciéndose a nivel personal y grupal.

La intergeneracionalidad es un medio para el desarrollo y aprovechamiento del potencial de todas las personas y una oportunidad para que puedan aprender unas de otras, fomentando valores como la participación y la solidaridad.

 

HACER JUNTOS

La intergeneracionalidad persigue poner en contacto y en relación a personas de distintas generaciones con el fin de que lleven a cabo actividades mutuamente beneficiosas. La clave está precisamente en esas relaciones y no solo en coincidir. En ser conscientes de que es necesaria la interacción y la reciprocidad.

No basta con “estar juntos”, lo fundamental es “hacer juntos”. Por lo tanto, la importancia del término intergeneracional está en el inter y no tanto en lo generacional.

Uniendo a generaciones que, aparentemente, tienen muchas diferencias pero que en realidad tienen cosas en común se obtienen importantes beneficios. “Hemos hecho mucho esfuerzo en alargar la vida pero muy poco en pensar cómo vivirla. Si aprovechamos el cruce con personas de diferentes generaciones para intentar implementar relaciones podemos cambiar nuestra visión de lo que supone vivir una vida. Así podemos conseguir que mi edad varíe y mi sentido de la experiencia también”, afirma Mariano Sánchez.

 

EJEMPLOS DE INICIATIVAS INTERGENERACIONALES

Las relaciones intergeneracionales han existido siempre de una forma u otra pero es en la actualidad cuando emergen con más fuerza conectando edades y conocimiento.

Estos son solo algunos ejemplos de iniciativas intergeneracionales pioneras en nuestro país:

#1 Orpea Meco, primera residencia de mayores con escuela infantil

Este proyecto, que comenzó en 2003, es una iniciativa intergeneracional que está consiguiendo estupendos resultados asistenciales, emocionales y psicológicos en los mayores y niños.

“En Orpea Meco tenemos la suerte de que cada día es un encuentro intergeneracional”, apunta Sara Sanz, directora de la residencia. En este centro, donde niños de entre seis meses y tres años y adultos mayores de 70 comparten espacios comunes y actividades, se realizan a diario sesiones de terapia ocupacional, fisioterapia y animación.

Según Sanz, “la actividad que se organiza resulta sencilla y adaptada a los mayores y a los niños. Siempre está guiada por nuestra terapeuta ocupacional que es quien realiza el seguimiento de los mayores y la evolución vinculada a esta actividad”.

Entre los beneficios de esta iniciativa destaca la mayor integración de los mayores en el entorno que les rodea y la capacidad para mantenerlo activos de una manera positiva. En los niños se consigue reforzar áreas de aprendizaje, adquieren nuevos conocimientos, aumentan la autoestima y socialización, fomentando valores como la solidaridad.

#2 Cosas de la edad

Esta experiencia intergeneracional de la residencia Amavir Alcorcónreunió a diez niños de cuatro años y diez residentes durante seis semanas. Durante este tiempo llevaron a cabo numerosas actividades en el interior de la residencia, en el jardín y en el huerto, sacándoles de sus respectivas rutinas.

El programa demostró cómo personas de edades tan diferentes pueden aprender juntas unas de otras, promoviendo la integración de perspectivas, capacidades y favoreciendo el diálogo y la cooperación.

#3 Convive

La ONG Solidarios para el Desarrollo creó esta iniciativa en la que estudiantes y mayores que viven solos conviven durante un curso escolar. Busca generar experiencias de encuentro e intercambio.

La convivencia se desarrolla dentro de un acuerdo que regula los compromisos y derechos de ambos y bajo el seguimiento del equipo técnico de Solidarios. Aunque inicialmente tiene una duración de un año existe la posibilidad de prorrogar la convivencia.

#4 Cátedra Macrosad de Estudios Intergeneracionales

Mariano Sánchez dirige esta cátedra, una fórmula inédita ya que es fruto de la alianza estratégica entre la Universidad de Granada y Macrosad, una red andaluza especializada en el cuidado de mayores y pequeños. Gracias a este acuerdo, se ha puesto en marcha el primer Centro Intergeneracional de referencia en España, situado en Albolote (Granada).

Su objetivo es contribuir a mejorar las relaciones entre las distintas generaciones como medio para impulsar el bienestar y el progreso socioeconómico de personas y comunidades, con especial atención a los grupos generacionales que necesitan más apoyo.

Estos ejemplos de programas intergeneracionales muestran que la ayuda mutua y el compromiso personal propician una sociedad para todas las edades. El abordaje global, independiente, multidisciplinar e intergeneracional de la cultura y economía del envejecimiento es el gran reto que nos planteamos desde la Escuela de Pensamiento Fundación Mutualidad Abogacía.

Posibilitemos que emerjan con fuerza las competencias y habilidades de todas las generaciones y su capacidad para transformar la sociedad. Sin duda, necesitamos seguir avanzando en construir sociedades intergeneracionales compartiendo experiencias ya que son clave para un mundo cada día más longevo.

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