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Fundación Mutualidad Abogacía mide la brecha de género que separa a las personas mayores en Europa

El Indicador de calidad de vida digna de las personas mayores de Fundación Mutualidad Abogacía analiza la brecha de género en su edición de 2023. Como conclusión, las europeas sufren una desigualdad de entre 0,4 y 1,3 puntos frente a los hombres, ubicándose las españolas en un zona intermedia.
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Quién tiene una vida más digna en la vejez: ¿las mujeres o los hombres? Compleja pregunta a la que el Indicador de calidad de vida digna de las personas mayores: consideraciones de género, ha dado respuesta. Según la segunda edición de esta iniciativa de  Fundación Mutualidad Abogacía y Mutualidad de la Abogacía, los varones obtienen unas puntuaciones medias superiores.

Este estudio elaborado por la Universidad de Barcelona se presentó el pasado 8 de mayo en el Parlamento Europeo. El EEDI, de sus siglas en inglés European Elderly Dignity Index, establece que la brecha de género en las personas mayores oscila de entre 0,4 y 1,3 puntos de media según los diferentes países.

A la cabeza de igualdad y dignidad de la persona mayor, se ubican los países de las regiones nórdicas y de Europa Occidental. Por el contrario, la calidad de vida de los hombres de los países del grupo de Visegrado y las mujeres de los Balcanes, se sitúa a la cola de la Unión Europea. Como la quinta de las regiones analizadas se ubica la Europa del Sur, donde se detecta que a las mujeres les distancia de los hombres una brecha de hasta dos puntos.

“Nuestro objetivo es proporcionar a los países una herramienta que les permita ver fácilmente la posición que ocupan en comparación con sus países homólogos en términos de dignidad y calidad de vida para las personas mayores”, explican los autores del EEDI: “Todo ello basado en los objetivos de desarrollo sostenible indicados en la Agenda 2020-2030”.

Suecia es el país mejor posicionado, ubicándose entre los diez primeros en seis de los ámbitos analizados. Le siguen Noruega, Países Bajos, Irlanda y Alemania. En el otro extremo, cierra el ranking Rumanía, solo por debajo de Croacia, Bulgaria, Polonia y Malta.

Pero el EEDI no se limita a fotografiar la realidad de los millones de ciudadanos de la UE de 65 años o más, también aporta soluciones para avanzar en la dignificación de sus condiciones de vida y en un disfrute igualitario de las mismas entre hombres y mujeres.

 

Cómo se calcula el índice
Para el estudio, el índice Europeo de Dignidad de las Personas Mayores ha agrupado 11 de los objetivos de desarrollo de la ONU en ocho dominios. Estos incluyen aspectos como:

  1. Fin de la pobreza (situación socioeconómica)
  2. Hambre cero (alimentación y nutrición)
  3. Buena salud y bienestar
  4. Educación de calidad
  5. Igualdad de género
  6. Trabajo digno y crecimiento económico
  7. Industria, innovación e infraestructuras, reducción de las desigualdades, ciudades y comunidades sostenibles
  8. Paz y justicia: instituciones sólidas

Cada una de estas áreas esenciales en la dignidad de vida del mayor pondera con el mismo peso en la evaluación del índice general y por género.

 

España en posición intermedia
El informe EDDI ubica en la posición 11 del ranking general a España, una posición intermedia. Se sitúa por delante de algunos países como Austria, Bélgica, Portugal, Italia o Grecia. En cuanto al análisis por género, ambos sexos disfrutan de una buena posición en sus respectivos rankings: posición 3 para los hombres y 4 para las mujeres.

A medida que aplicamos el zoom para ir al detalle, ambos sexos pierden muchas posiciones en algunos de los aspectos analizados, de ahí su posición final. El mejor ejemplo para ilustrar este desnivel entre los diferentes aspectos analizados es el del nivel educativo, donde España baja hasta la posición 25ª en ambos sexos. En el terreno laboral los datos tampoco son favorables, marcando una gran distancia entre la posición 24 para los hombres y la 20 para las mujeres.

España ocupa la cuarta posición en el ODS 1. Esta mide el porcentaje de adultos mayores con una renta del 50%  superior a la renta mediana del país, ubicando en la tercera posición a los hombres mayores españoles, y en la cuarta a las mujeres. Los datos de esperanza de vida también son favorables a España.

También se pierden posiciones cuando se atiende al número de plazas residenciales en centros de cuidados de larga duración, y en el análisis del asociacionismo y participación en actividades de voluntariado. Este último, justificado por las buenas relaciones con familiares y amigos a los que puede pedir ayuda en caso necesario.

 

Decálogo para la igualdad de género de las personas mayores
El EEDI se convierte así en una interesante llamada a la reflexión, un espejo en que cada país miembro de la UE debe mirarse para saber hacia dónde dirigir sus esfuerzos en la igualdad de género en la última etapa vital de sus ciudadanos.

Pero, al igual que en su primera edición, es su Decálogo la aportación más ilustrativa para inspirar las medidas que deben activar ese cambio. Diez recomendaciones que enumeramos de forma muy resumida.

1. Mejoras en las pensiones
Las pensiones de vejez (especialmente de jubilación) y de supervivencia (con foco en la de viudedad) son esenciales para asegurar la dignidad de las personas mayores. Área en donde los hombres parten con ventaja en todos los países de la UE. De ahí, que las dos recomendaciones planteadas pongan el foco en las coberturas dirigidas a la mujer:

  • Aumentar el número de mujeres que perciben pensiones en la vejez. Petición que obliga a una mayor y mejor participación de las mujeres en el mercado laboral.
  • Aumentar el importe de las pensiones. En este caso, se hace una llamada para reforzar la remuneración de la pensión de viudedad en las mujeres para las que es su soporte económico vital. Como segunda medida, arbitrar fórmulas de compensación en los cálculos de las pensiones laborales, frente a situaciones como la maternidad o el trabajo a tiempo parcial por necesidad de cuidados familiares.

2. Garantizar la liquidez de la riqueza
Renta y riqueza no son sinónimos, aún más durante esta etapa vital. Los ingresos basados en las pensiones, los activos financieros, alquileres u otros son muy diferentes según el país que se analice. Por el contrario, el análisis evidencia que la propiedad de la vivienda durante la etapa de vejez es una garantía de bienestar para una mayoría de las personas.

De ahí que se recuerde a los estados la importancia de mantener un mercado que garantice una liquidez justa de los bienes, de modo muy particular de los inmuebles en el caso de que las personas necesiten liquidez.

3. Nutrición equilibrada contra la obesidad
Combatir el sobrepeso, y más aún la obesidad entre la población mayor, es una necesidad que une fatalmente a todos los países europeos. Solo Dinamarca, Noruega y Suecia se acercan al 50% de las personas mayores con un índice de peso óptimo.

Para combatir esta pandemia, se propone incentivar una dieta de mayor equilibrio nutricional y adaptada a la medicación que suele tomar cada persona mayor.

En este caso, la comparación por sexos favorece a las mujeres. Algo que ocurre en toda la geografía europea gracias a sus hábitos de dieta más saludable, en especial, con mayor presencia de frutas y verduras.

4. Más ejercicio físico y más adecuado
El 59,9% de los europeos con 65 años o más tienen incorporada la actividad física en su ocio habitual. Uno de los datos positivos del EEDI, pero que puede mejorar.

En el Decálogo se insiste en la importancia de que además esta actividad física sea la adecuada, tanto en el tiempo de realización como en su modalidad. Misión en la que el papel divulgador de las Administraciones Públicas es esencial, por ejemplo, para potenciar los ejercicios de tonificación, el fortalecimiento muscular y, por supuesto, una práctica más generalizada de actividad física.

5. Cuidados y envejecimiento en buena salud
Ante una población que incrementa como nunca antes su esperanza de vida, cada vez es más importante el cuidado. Circunstancia que debe compatibilizarse con la promoción de la autonomía de la persona mayor, “con la ayuda en domicilio si es necesario”, se insiste.

Son las mujeres las que en todos los países analizados muestran mayor longevidad. Sin embargo, esta mayor esperanza de vida conlleva limitaciones en los años finales de vida (muy ligados a la movilidad). Frente a este escenario, se considera imprescindible el desarrollo de políticas sociales de ayuda.

6. Capacidad de aprendizaje (digital)
Una de las áreas analizadas en la que más diferencias entre estados encuentra el estudio, es en los niveles de educación. Y son las mujeres las que menos han completado la educación básica, si bien hay países como Estonia, Irlanda o Finlandia que rompen con el estereotipo.

Con todo, se considera imprescindible mantener activa la capacidad de aprendizaje del mayor con propuestas acordes a su edad y condiciones. Un tema donde es importante fomentar la digitalización del colectivo, tanto como apoyo a su vida diaria como para acceder a los nuevos formatos de aprendizaje en línea.

7. Favorecer la igualdad
Si hay un punto en el que el EEDI enfatiza su discurso, es en el del combate contra la desigualdad de las personas mayores,  y entre hombres y mujeres en la vejez. La fotografía muestra en este punto dos escenarios a los que se recomienda prestar especial atención:

  • Crece el número de personas que viven solas. Un fenómeno mayoritariamente femenino que obliga a homologar sus cuidados con los que reciben los que viven en familia, y son atendidos por ella.
  • Crece el número de personas que envejecen en pareja. Esto lleva a un escenario de cuidados entre mayores, labor que sobre todo recae en mujeres, “con las consiguientes consecuencias en la calidad de vida y estado de salud de ambas personas”.

8. Promover la actividad laboral
La presencia de mayores de 55 años en el mercado laboral es baja en la mayoría de los países europeos, con una brecha del 10,7% entre hombres (más activos laboralmente) que mujeres. Entre los mayores de 65 años, la tasa de actividad laboral es aún más residual.

Aquí la recomendación es promover la actividad laboral, de modo especial de la mujer: “Siempre que se realice a través de una adecuada regulación de la edad legal de jubilación que considere la heterogeneidad entre nuestros mayores, especialmente teniendo en cuenta la profesión habitual de la persona y su estado de salud”, se recuerda en el informe.

9. Deslocalización responsable
El informe recomienda también una definición de las políticas de atención a la persona mayor que tome en consideración su lugar de residencia. En diferentes zonas de Europa se detecta una concentración rural de personas mayores, también muy feminizada.

Un fenómeno que debe estar presente en los servicios de áreas de salud (con hospitales cercanos), pero también en la prestación de servicios financieros y de cualquier tipo de infraestructuras que garantice la movilidad del pueblo a la ciudad.

10. Integración en la vida social
El Decálogo del EEDI se cierra apelando a la integración social de la persona mayor. Con una media de 80,7 puntos, el nivel de satisfacción media de los mayores europeos es alto, pero debe ir más allá del entorno familiar.

La lucha contra la soledad es prioritaria, y se considera que el activismo social en asociaciones y el voluntariado en ONGs de la persona mayor, es una de las mejores medidas para combatirlo.

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