En 2040 el mundo habrá envejecido y frenado su crecimiento demográfico condicionando la evolución de las naciones más ricas y la economía de los países en desarrollo. Descubre cómo será el mundo dentro de dos décadas.
Leer el futuro es tarea tan incierta como necesaria. National Intelligence Council analiza para la presidencia de los Estados Unidos las tendencias mundiales para los próximos 20 años, que en materia de demografía anticipan tensiones.
Se identifica gran disparidad entre una parte del mundo desarrollado que envejece con rapidez debilitando su economía, y el potencial de la fortaleza poblacional de los países en desarrollo. Una mano de obra joven que tiende a concentrarse en grandes urbes en estos países, podría impulsar unas sociedades más equitativas y la modernización de su tejido económico. Pero todo dependerá de cómo se gestionen las tensiones e incertidumbres que se anticipan.
Una mirada al mundo en 2040 en tres realidades
“El crecimiento de la población se ralentiza y el mundo envejece rápidamente”. Esta conclusión de la séptima edición del informe Global Trends 2040 guía el análisis que el National Intelligence Council hace sobre el impacto de la demografía a 20 años vista. En su opinión, que debe ser objetiva y sin sesgo político: “Algunas economías desarrolladas y emergentes, incluidas las de Europa y Asia Oriental, envejecerán más rápido y se enfrentarán a una contracción de la población, lo que pesará sobre el crecimiento económico”. Análisis donde se incluye a la potencia emergente China.
En la otra cara de la moneda, se ubicarían algunos países en desarrollo de América Latina, Asia Meridional y Oriente Medio y el Norte de África. Si a los beneficios de una población en edad de trabajar más joven, sus gobiernos consiguen sumar mejoras en las competencias de la ciudadanía y en las infraestructuras del país, se podría avanzar en los procesos de consolidación de sus clases medias y en el establecimiento de unas bases más sólidas sobre las que sustentar una nueva economía del siglo XXI, más productiva y eficiente.
Pero será un tercer grupo de países los que en las próximas dos décadas concentrarán la mayoría del crecimiento de la población mundial, a saber, los menos desarrollados de África subsahariana y del sur de Asia. Aquí también se vivirá un fuerte proceso de urbanización, lo que según los analistas estadounidenses superará las capacidades del país para dotarse de las necesarias infraestructuras y los sistemas educativos.
Incertidumbres
Según el National Intelligence Council, “los cambios en las tendencias demográficas mundiales agravarán casi con toda seguridad las disparidades en las oportunidades económicas dentro de los países y también entre los diferentes países durante las próximas dos décadas, además de crear más presión y disputas sobre la migración”. Y es que su análisis demográfico se completa con elementos más o menos coyunturales que podrían condicionarlo con una determinación aún difícil de definir.
La primera incertidumbre, y la más palpable en la actualidad, es la pandemia. El impacto de la COVID-19 sobre la economía mundial es evidente, y de momento se concreta en una ralentización del crecimiento económico mundial y el aumento de las desigualdades sociales.
También es probable que los cambios demográficos y los incentivos económicos que muestra el escaparate mediático de los países más ricos aumenten la presión migratoria. En los próximos 20 años, sobre todo desde el África subsahariana, las vías de migración se intensificarán.
Unos movimientos que además pueden verse alimentados por los conflictos políticos en los países de origen y los efectos, cada vez más evidentes y habituales, del calentamiento climático.
Fuente: Global Trends 2040, National Intelligence Council, 2021
Seis problemáticas a las que hacer frente en 2040
Como consecuencia de las tendencias demográficas, los gobiernos deberán trabajar para minimizar o resolver seis problemáticas identificadas por National Intelligence Council.
Mayor vulnerabilidad de mujeres, niños y minorías. Lo ha evidenciado una pandemia con efectos sobre la salud y la economía más dramáticos entre los grupos sociales vulnerables. Además, la provisión de recursos para las necesidades médicas inmediatas está retrayendo los fondos de otras partidas como la asistencia social e incluso, en algunos países, programas de vacunación infantil o la salud durante la gestación.
Presión para la inversión pública. Derivada de que los gobiernos de los países en desarrollo deban atender las demandas de una creciente clase media, y los de los países desarrollados de una población envejecida. El proceso de concentración urbana también representa un reto para las finanzas públicas, con el agravante de que el crimen organizado tiende a anidar en estas localidades con gobiernos fallidos, sobre todo cuando cuentan con grandes infraestructuras de transporte como puertos o aeropuertos.
Cara y cruz para la estabilidad política. El efecto sobre la política de una sociedad en gradual proceso de envejecimiento es dispar. Por un lado, las sociedades más envejecidas tienden a una mayor estabilidad política, ya que son menos propicias a la defensa de ideas radicales. En regiones como Asia Oriental y América Latina, unas sociedades por encima de los 30 años deberán impulsar o consolidar regímenes democráticos, al tiempo que promover el cambio entre los autoritarios. Por otro lado, las sociedades más jóvenes en rápido crecimiento tensionan a los gobiernos con demandas en sanidad o educación, que de no ser atendidas generan inestabilidad.
Gran debate sobre la migración. Una vez más, el National Intelligence Council describe un escenario de fuerzas enfrentadas. La migración ayuda a las economías desarrolladas y envejecidas a mejorar su productividad con mano de obra joven, que además sanea su base fiscal. Por otro lado, en los próximos 20 años los países más desarrollados, incluido China, verán crecer movimientos de protección de su identidad cultural y homogeneidad étnica. En consecuencia, surgirá un debate entre la apuesta por la migración o la intensificación tecnológica, la robótica y automatización para mejorar la productividad y asegurar la riqueza nacional.
Coyuntura propia para el ascenso de Oriente. Las tendencias demográficas soplan especialmente a favor de las economías de muchos de los países en desarrollo de Asia oriental. “Como resultado, la renta per cápita y los niveles de desarrollo humano probablemente aumentarán más en Asia que en cualquier otra región. La mayoría de los países asiáticos seguirán teniendo una gran población en edad de trabajar, altas tasas de graduación en Secundaria y, muchos de ellos, importantes inversiones en salud e infraestructura que refuerzan los niveles de bienestar”, se justifica. China es el país que genera más dudas, los efectos de su política de hijo único se dejarán sentir especialmente en las próximas dos décadas, cuando su población mayor de 65 años se duplique hasta los 350 millones.
Organismos internacionales de cooperación y desarrollo tensionados. La sexta de las problemáticas identificadas por el organismo de inteligencia norteamericano alude a una cooperación multilateral cada vez más saturada. El aumento de las crisis humanitarias y de refugiados por causas naturales o políticas esquilmará los fondos que estos organismos antes dedicaban a combatir la pobreza y la enfermedad. También se señalan las tensiones que el posible incumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible podrían generar a partir de 2030 en las sociedades de ingresos medios, donde sus exigencias sobre educación, sanidad y calidad medioambiental crecen. Frente a la crisis de los organismos internacionales, países como China podrían crecer en influencia internacional al cerrar acuerdos de cooperación bilaterales.