Hasta cuándo vivirá tu generación

La edad cronológica es conocida por cada individuo. La pirámide de población tradicional es una foto en la que cada uno puede localizarse fácilmente. Al utilizar la edad cronológica se está mirando al nacimiento; cuenta los años pasados, los que ya no se han de vivir. Sin embargo, ni esa edad ni la pirámide tradicional avisan del tiempo de vida restante.
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Envejecimiento En Red (CSIC) presenta en este informe información sobre la edad tanatológica probable (la duración de la vida restante) de la pirámide de población. Conocer dicha información impulsa a las personas a responsabilizarse de su propia salud y les permite organizar mejor su vida. Y esto es positivo para el propio individuo, para su familia y para la sociedad; cuidándose uno mismo minimiza el que otros tengan que cuidarlo más adelante, reduciendo así gasto público (sanitario y de cuidados de larga duración) y carga familiar.

La pirámide de población es una representación gráfica de la población por edad y sexo en un año o momento determinado. Teniendo en cuenta que la edad de una persona son los años que han pasado desde su nacimiento (edad cronológica), la pirámide estaría dando información sobre el pasado de la población.

Para poder hablar del futuro de esta población a partir de ese año, se calcula la llamada esperanza de vida, a partir de las tablas de mortalidad del año en cuestión. La esperanza de vida se entiende como el número de años que una persona de determinado sexo y edad esperaría vivir si durante el tiempo que le queda de vida estuviera sujeta a la mortalidad por edades observada ese año. A cada edad la esperanza de vida es diferente lógicamente. Por ejemplo, y según la tabla de mortalidad publicada por el Instituto Nacional de Estadística, en 2017, a los 65 años se espera que los hombres vivan 19,1 años adicionales (hasta la edad de 84,1 años) y las mujeres 22,9 (87,9 años); a los 80 años, se espera 8,7 y 10,6 años respectivamente.

Pero no todas las personas de cada edad morirán a esas edades promedio definidas por la esperanza de vida en la tabla de mortalidad; unos fallecerán antes y otros después. Es más, estas muertes, en principio, no tienen por qué producirse uniformemente alrededor de esa esperanza de vida. Los que la superen puede que en número no sean los mismos que los que no la alcancen.