-
AyudasAyudas a MutualistasNo Mutualistas
-
Premios
-
FormaciónEmprendimiento
-
Estudios
Se ha demostrado que hacer una contribución a nuestras comunidades mejora nuestras conexiones sociales, aumenta nuestro sentido de la vida y autoestima y, como resultado, aumenta nuestra satisfacción en la vida, felicidad y bienestar. Además, son pocas las personas que en la vida adulta no hacen ningún tipo de contribución.
Ayudar a otros también fortalece las amistades y las redes de apoyo en las que podemos apoyarnos, particularmente durante las transiciones importantes de la vida, como la enfermedad, el cuidado o el duelo. Sin embargo, en el informe se pone de manifiesto que las personas mayores pueden enfrentarse a una serie de barreras para participar, como las condiciones de salud o los compromisos laborales y familiares.
Los temores a la discriminación por motivos de edad, a ser rechazados o a terminar demasiado comprometidos, la falta de confianza y la sensación de no ser bienvenidos o valorados pueden hacer que los mayores dejen de participar.
Si no se abordan las barreras a las que se enfrentan las personas mayores, entonces, a medida que la población de la tercera edad cambia -haciéndose más diversa, con más personas que viven con condiciones a largo plazo y que trabajan durante más tiempo-, la estructura de las comunidades se enfrentará a una amenaza significativa.
Entre las conclusiones también se destaca la necesidad de asegurar que haya más oportunidades para que las personas mayores se involucren en sus comunidades. Y para que esto suceda, las oportunidades han de ser inclusivas con la edad. Además, se demanda que los diferentes organismos se comprometan a desarrollar, orientar y apoyar cuestiones clave como los gastos, flexibilidad y el acceso al voluntariado.