Una de las principales conclusiones revela que la edad biológica puede variar hasta en 12 años con la edad cronológica.
El estudio crea el primer algoritmo que predice la edad biológica según factores modificables o no modificables, que depende de circunstancias concretas como hábitos de vida, estado de salud o genética.
Tras la presentación de los resultados, el equipo investigador se encuentra trabajando en la creación de una herramienta que permita a cualquier individuo determinar su edad biológica.
El proyecto tiene una aplicación potencial en distintos ámbitos, como el social, económico o sanitario.
El envejecimiento de la población es uno de los retos sociales y económicos al que las sociedades deben hacer frente. No se trata de algo coyuntural: en los últimos 20 años, y según datos oficiales del INE, el 21% de la población es mayor de 65 años y se espera que en 2030 alcance el 25%, un crecimiento más que significativo que requiere de planes de actuación para el futuro más próximo. Por ello, la Escuela de Pensamiento de Fundación Mutualidad de la Abogacía junto con la Universidad Carlos III de Madrid y la Universidad Complutense de Madrid, han presentado el “Proyecto Aristóteles: primer algoritmo predictivo de edad biológica”, un estudio enfocado en esclarecer, a través de un nuevo algoritmo predictivo, las diferencias entre la edad cronológica, aquella que indica nuestro DNI, y la edad biológica, la correspondiente a nuestro estado vital.
El Proyecto Aristóteles analiza diferentes aspectos y hábitos de vida que pueden alterar sustancialmente la edad biológica de un individuo. Liderado por María Durban, catedrática de Estadística y Vicerrectora Adjunta de Estudiantes en la Universidad Carlos III de Madrid y obra post mortem de Antonio López Farré, catedrático de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), el objetivo de este proyecto no es otro que establecer la edad biológica como indicador real de nuestra salud y dejar a un lado las cifras que indican nuestra edad cronológica.
Tal y como indica el estudio: “Es un error afirmar que las sociedades son cada vez más viejas. El término correcto lo situamos en longevo, porque no es lo mismo la longevidad que la vejez. Y ahí la edad biológica juega un papel fundamental. Una persona con una edad cronológica de 50 años puede tener una salud física parecida a la de otra con 62 años, y viceversa. Entonces, la edad biológica actúa como un indicador del estado funcional de nuestro organismo y puede variar hasta en 12 años”.
Tras la presentación de los resultados, el equipo investigador se encuentra trabajando en la creación de una herramienta que permita a cualquier individuo determinar su edad biológica de una forma sencilla. Este parte del proyecto, denominada Calculadora de la edad biológica, será presentada en los próximos meses y su uso será totalmente gratuito.
Fases de desarrollo
El estudio del desarrollo del algoritmo predictivo se basa en dos fases principales: la imputación de la edad biológica y el cálculo de los scores. En primer lugar, se asume que la edad biológica es una variable que no se percibe a priori, por lo que el estudio primero imputa la edad biológica utilizando técnicas basadas en distancias a los individuos “medios” de cada edad. Una vez estimada la edad biológica, se identifican qué variables, como, por ejemplo, el género, el consumo de alcohol, la práctica de actividad física, etc., son predictores de la misma.
Una de las principales aportaciones del nuevo algoritmo predictivo del Proyecto Aristóteles respecto a otros es la incorporación de los efectos del perfil genético. Por ello, durante el desarrollo de la investigación se han llevado a cabo pruebas de carácter genético para identificar distintos biomarcadores que puedan influir o no en el algoritmo predictivo. De hecho, el estudio revela que el análisis del factor genético es la llave para una mayor precisión en el cálculo de la edad biológica.
No obstante, el objetivo del estudio va más allá y busca reconocer los factores concretos que permitan la obtención de los indicadores óptimos para el cálculo de la edad biológica. Dejando a un lado los factores invariables como la genética, los hábitos de vida, las circunstancias sociodemográficas (nivel de estudios, clase social, lugar de residencia…) o las condiciones fisiológicas se establecen como factores determinantes que pueden condicionar la salud del organismo y por tanto la edad biológica, de manera independiente a la edad cronológica.
De la misma forma, variables como el Índice de Masa Corporal (IMC), la presencia de una o más patologías, el estrés y un inadecuado descanso, han resultado ser de vital importancia para el cálculo de la edad biológica, que en este caso la condicionan de manera negativa.
Resultados del algoritmo predictivo de la edad biológica
El estudio ha sido llevado a cabo con la muestra de 911 individuos de entre 16 y 87 años de los cuales el 40% eran hombres y el 60% restante mujeres. De hecho, son estás últimas las que presentan un resultado más favorable en el cálculo de la edad biológica.
Los resultados obtenidos tras la primera observación del algoritmo del Proyecto Aristóteles establecen una desviación de, aproximadamente, 5 años, pero en algunos casos puede llegar alcanzar los 12 años.
Además de establecer la edad biológica, el algoritmo también combina otro tipo de factores a través de los cuales se puede identificar la esperanza de vida de los individuos. No obstante, se esclarece que la edad biológica es el indicador más fiable y preciso para con el envejecimiento del organismo.
Aplicaciones futuras
La esperanza de vida actual en España es de 83 años en términos de edad cronológica, que es el actual indicador para el envejecimiento. Está demostrado que las nuevas tecnologías y las mejoras continuas en medicina hacen de nuestros mayores personas cada vez más longevas. El desarrollo del algoritmo predictivo de la edad biológica nace de la necesidad de encontrar nuevas referencias que reflejen nuestra edad física y el estado real de nuestro organismo.
El algoritmo predictivo de Aristóteles no solo afronta el gran reto de la transición demográfica desde una perspectiva contextual para con el envejecimiento, sino que también lo hace mirando al futuro. La aplicación de la edad biológica como firme marcador para el envejecimiento trae consigo numerosas aplicaciones a los distintos entornos sociales.
Entre los posibles usos del algoritmo destaca la detección y prevención precoz de aquellos malos hábitos que aumenten la edad biológica respeto a la edad cronológica, lo que implica un aumento de las acciones de atención primaria y hospitalaria. Otra de las cuestiones sería para abordar la edad de jubilación ideal conforme al estado físico y vital de cada ciudadano, ahora en los 67 años, y que podría aumentar teniendo en cuenta que la esperanza de vida sana se sitúa actualmente en los 76 años, mejorando en consecuencia considerablemente el sistema público de pensiones, si existiera de manera única la edad biológica como referente real.
Tal y como comenta, Blanca Narváez, directora de Fundación Mutualidad Abogacía, “dentro de 20 años habrá más población longeva que nunca. Debemos adaptarnos para abordar todas las consecuencias que nos trae una pirámide demográfica invertida. Es nuestra responsabilidad, encontrar las soluciones más eficaces que nos lleven a un equilibrio social y económico, pero también justo digno y sostenible con todos los segmentos poblacionales. Con el algoritmo predictivo de la edad biológica de la Escuela de Pensamiento de Fundación Mutualidad de la Abogacía obtenemos resultados de aplicación en sectores como el de la salud, el ocio, el consumo, incluso en la edad de jubilación. La edad biológica permitirá determinar el estado vital de una persona y su capacidad para seguir participando activamente en la sociedad y por otro lado su necesidad de protección y ayuda. De esta manera podremos dar atención personalizada a cada individuo en función de sus verdaderas necesidades”.
Accede al informe completo en este enlace.